viernes, 6 de julio de 2012

El francés


Este muchacho es un ingeniero en minas que se vino a trabajar de Francia a nuestro país hace más de 10 años, le dieron la oportunidad que buscaba, aprendió un precario español latino y se vino con maletas y petacas sin medir las consecuencias, hoy habla perfectamente nuestro idioma y el inglés, lo escribe sin faltas de ortografía y tiene un extenso temario para conversar que no incluye farándula ni deportes nacionales (un alivio). Me invitó un café moka y una agradable charla para darme algunos datos personales de interés: soltero, sin hijos, sin pareja y sin la búsqueda constante del amor que una mujer como yo se lo da y lo recibe de hombres especiales que destacan por virtudes que no vienen al caso, atractivo, del gusto de quien les escribe y de unos excelentes 40 años, dueño de su depa, de su auto y siempre acompañado de su fiel amigo Cachupín al que adoraba como si fuera de su sangre… se entiende, yo también amo a mis mascotas. Muy cordial y caballero a todo dar, conversamos de todo esa primera vez sin entrar en detalles íntimos que pudieran incomodar. La segunda vez nos vimos en un café diferente donde consumimos una once después de los trabajos y conversamos de lo bueno y lo divino. Esa segunda vez me convencí que era el apropiado para avanzar en lo íntimo, había conocido una interminable fila de candidatos pero solo había escogido a 2, uno de ellos es este chico y cuando tomé la decisión él estuvo más que dispuesto… no fue llegar e ir a un sitio tranquilo y privado pues él era el primero diferente con el que estaba desde que comencé mi relación de pareja, debía decir que me iba de copucheos con mi amiga Jany junto a una taza de humeante café con leche en un día lluvioso (amiga de la que ya les hablé alguna vez), que iba a llegar a la hora del horto y que solo el sexo femenino era aceptado en esos encuentros, no se me cuestionó y no fue algo tan terrible considerando que había almorzado con la Jany ese mismo día y estaba al tanto de las novedades de ella, mentalmente pensé que mientras salía y conocía en profundidad al hombre que hoy me acompaña había tenido sexo con 3 muchachos que ya les conté así que esta vez no debería ser diferente… una vez que se quiebra el hielo y se da el paso es imposible volver atrás. El francés sabía de mi condición de mujer comprometida y me gustó que fuera discreto a todo dar, algo que no ocurre con todos los solteros que andan revoloteando por la capital como zánganos detrás de una abeja reina. Así que, cuando estuve lista, le escribí un email al francés para decirle “oki doki” y juntarnos a beber un tecito antes que nada pues el frío de esta semana cala hasta los huesos.



El día acordado salí de mi trabajo con el Publimetro bajo el brazo para leer mientras me tomaba un tecito y esperaba que el francés llegara de su trabajo pero él ya estaba, me argumentó que era la ventaja de ser jefe: controlaba sus horarios, perfecto, pensé, así que me tomé un tecito calentito junto a unas tostadas mientras él bebía una copa de vino y conversamos, me confesó que, a pesar de su edad, había sufrido de un precoz cáncer de próstata el que había sido superado exitosamente con cirugía de última tecnología y medicamentos, recordé a mi amigo Rico McPato que sufrió algo similar y le afectó terriblemente la libido y como consecuencia el autoestima, el francés me dijo que lo de él era genético y que todos los hombres de su familia lo habían padecido, me contó las peripecias que sufrió para superar el problema y que su libido era su prioridad como suele suceder en el sexo masculino que prefiere perder el cerebro, una pierna y la  vida por conservar su libido sin importar las consecuencias… bien, cada uno con sus decisiones… me confesó que, efectivamente, su libido se había visto afectada y que en ese entonces lo acompañaba una amiga con ventaja quien le ayudó y apoyó como si fuera polola – pero nunca fue mi pareja – aclaró, probó con viagra de primeras y luego con inyecciones en la base del pene y una cosa inflable que he escuchado pero nunca visto que se pone en el pene, que ahora estaba perfectamente normal y que funcionaba sin problemas y que incluso la inyección, que era a lo que recurría, la había probado realizando un menage a trois con unas chicas y que la experiencia había sido tan complaciente que las dos quedaron agotadas ya que la inyección le funcionaba por 2 horas… yo callada escuchando toda esa confesión de enfermedad y medicamentos sin saber qué pensar ni qué decir mientras comía mi tostada… finalizó diciéndome que quería que yo supiera esto para no causar molestias, problemas o ignorancia pues tendría que recurrir sí o sí a la inyección pero, enfatizó, que era un hombre con la libido normal pues ya había recuperado hace tiempo su vida normal… bien, se agradece la sinceridad y si todo estaba normal no veía lo malo así que a tirar para adelante si la decisión estaba tomada y las cosas se iban dando… aproveché de aclarar que yo no quería sexo oral porque mis experiencias previas habían sido nefastas y que para evitar malos ratos prefería nada de eso, él me dijo que había perfeccionado la técnica pues durante un tiempo tuvo que complacer a la chica con la que estaba solo con sexo oral y que ella le guiaba y le decía como quería por lo que estaba muy habituado a hacerlo – Bien, pero no conmigo – dije antes de ponerme el abrigo y el gorrito para irnos a un lugar tranquilo. En el camino me comentó que le parecía extraño que a una mujer no le gustara recibir sexo oral si en general lo aman y son felices cuando se los hacen, me preguntó si mi chico me lo hacía a lo que respondí que no por el simple hecho de que usa media barba y eso es fatal para una zona tan delicada de una mujer excesivamente ultrasensible como yo, tal vez a algunas chicas les estimule pero a mi me mata, por el contrario, sentir su barba en mi piel cuando me besa el cuerpo, el rostro y acariciarla con mis deditos es sumamente estimulante para mí, sin contar lo exquisito que se ve con ella… me desvío!! Volviendo con el francés, me quedó claro que yo no aceptaría sexo oral de un maestro que viene de la cuna del mismo (recuerden que se le llama “beso francés”) y como en este tema el respeto es la prioridad, todo quedó aceptado sin problemas. Llegamos, hacía un frío polar, se encendió la calefacción, se pidió un par de coca colas light (soy adicta a ella ¿lo recuerdan?) y me di un duchazo con una agüita deliciosa, me preguntó si quería compañía en la ducha por lo que le agradecí pero no acepté y volví limpiecita para acostarme en la camita, el francés preparó su inyección y se la puso, no sé cómo ni en qué lugar lo hizo pero demoró una eternidad, luego se duchó y volvió contento diciendo que la inyección había funcionado a la perfección – Bien – pensé -  porque estoy caliente y necesito hacerlo con otro diferente para sentir emociones diferentes en mi cuerpo – él se acostó a mi lado, se inclinó hacia mi y me besó en los labios, no besaba tan bien pero era salvable, hubiera preferido que esto hubiera sido son besos pero antes de decir algo el francés murmuró que los besos lo estimulaban más, así que seguí, luego se tocó y dijo con su acento francés españolado – Sí, perfecto ¡funcionó la inyección! – le pasé un condón para que se lo pusiera y lo tomó para hacerlo aunque aclaró que estaba sano – Yo también pero el privilegio es solo para uno – y rió entendiendo, antes de continuar me dijo con voz suave – Por favor, Bea, te lo pido como un favor especial: permíteme hacerte sexo oral y verás que te gustará y cambiarás de opinión con el tema – no la pensé mucho y acepté, no todos los días un hombre suplica complacer a una mujer, el francés argumentó que a él le fascinaba hacer sexo oral, tal vez era porque en los meses de sequía que tuvo remplazó el placer físico por este y eso era como tener sexo con penetración, pero no pregunté nada y lo dejé, fue bastante agradable, él estaba perfectamente bien afeitado así que era un punto a su favor, no diré que fue memorable porque no lo fue, pero debo ser justa y decir que la experiencia fue agradable, antes de ponerse en posición vi su pene y no era gran cosa, he visto otros mejores en tamaño y grosor por lo que el de él no pasaría a mi historia, mientras me practicaba sexo oral iba murmurando palabras – Qué rico… que dulce eres… eres muy hermosa… me excita tanto pero tanto hacerte esto… - y otras más que no recuerdo, estuvo un largo rato hasta que me cansé porque, créanlo o no, sentí en algún momento que me insensibilizaba ¿o será por mi falta de práctica? Pero llegué hasta cierto nivel y con eso fue más que suficiente para mí, supuse que él estaba ok si ya me había dicho que estaba funcionando y que esto lo excitaba más pero no fue así, el hombre se puso nervioso y por más inyección y viagra que tomara con neura no hay hombre que funcione, me besó, me acarició los senos que dijo que eran bellos, me tocó con sus dedos entera masturbándose pero nada, lo masturbé yo y murmuró lo rico que masturbaba… pero tampoco resultó, conversamos un poco de porno, de experiencias sexuales y él puso la tv en un canal porno… pero tampoco funcionó… el pobre se masturbaba sin resultado – Si gustas me hacer sexo oral… ¡estoy limpiecito! – gracias pero rechazo la oferta, no tenía ganas de hacerle sexo oral pero sí tenía ganas de coger y ser penetrada… pero el tipo no funcionó. El tiempo pasó y noté que eran cerca de los 20.30 hrs., habíamos llegado antes de las 19 horas por lo que continuar sería perder el tiempo así que le dije que mejor lo dejáramos para otra ocasión y accedió, obviamente sin comentar nada indiscreto o que pudiera ofenderlo si tengo claro que el tema sexual es lo más delicado en un hombre.



Camino a casa en el metro, tomé mi celu y llamé al amor de mi vida, me fue a esperar con ropa sport a la estación que queda a pasos de mi depa, cuando lo vi en la estación con su carita sonriente y siempre tan rico herví, y cuando lo abracé le murmuré al oído – Prepárate, mi amor ¡porque te voy a hacer tira! – y él rió… y esa noche se durmió con uno de sus fuertes brazos rodeando mi cintura, roncando más de lo normal y sin soltarme.

Besos. BBXX.