El dulce sabor de una mujer exquisita

Porque un hombre especial me dedicó estas bellas letras de Gabriel García Márquez, es que decidí compartirlas acá... son tan bellas y ciertas que cuando me las dedicó me hicieron temblar de emoción... ¡lindo!


Una mujer exquisita no es aquélla que más hombres tiene a sus pies; sino aquélla que tiene uno sólo que la hace realmente feliz. 
Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo; es aquélla que con tan sólo una franca y abierta sonrisa, con una simple caricia y un buen consejo puede alegrarte la vida. 
Una mujer valiosa no es aquélla que tiene más títulos, ni más cargos académicos. 
Una mujer exquisita no es la más ardiente (aunque si me preguntan a mí, todas las mujeres son muy ardientes... y los que estamos fuera de foco somos los hombres); sino la que vibra al hacer el amor solamente con el hombre que ama. 
Una mujer interesante no es aquélla que se siente halagada al ser admirada por su belleza y elegancia; es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.


Si un hombre me dice cosas así de bellas ¿cómo no voy a suspirar? aunque no se lo haya demostrado, aunque solamente me haya sonreído al escucharlas, aunque haya controlado el dulce rubor que cubrió mis mejillas y haya bajado el acelerado ritmo de mi corazón... me llegó muy adentro la delicadeza de buscar las palabras exactas para expresar lo que sentía, no eran propias, pero las sentía como propias y eso es lo que se valora aunque no haya expresado una gota de emoción.


Y no fue Max, recuerden que él es mi amigo y sigue siéndolo aunque hace ene tiempo que la pasión y el calor se fue de mi parte, ya no me enciende sin embargo debo agradecerle la ayuda desinteresada que tuvo al darme una tremenda mano en el postgrado.