miércoles, 10 de abril de 2013

De Rusia con amor


 
No sé por qué me acordé de ti, creo que estos días ando más sensible y culpo de ello al cambio de estación y al otoño que trae consigo recuerdos y chocolates tibios, cafés y algunos mokas de los que reconozco mi fanatismo... y yo me caracterizo por no ser sensible... creo que fue por la limpieza de emails que he realizado en mi cuenta y el tuyo llamó especialmente mi atención lo que me hizo rememorar esa única tarde de verano, la vida es una constante sorpresa que bien vale la pena.
Me contactaste por medio de un sitio en que coincidimos, yo con un nombre diferente al de acá por mi constante preocupación por cuidar mi vida privada (y de paso la de mis cercanos) y tú, transparente hasta el final, siempre usaste tu nombre y tu email verdadero, el mismo gmail que usas para trabajar y publicar tus aventuras por el mundo, un mundo más grande del que imaginabas, yo buscaba conocer gente con la cual compartir mi interés por el "toch and go" bajo ciertas condiciones y así lo expresé en ese perfil y de eso se trata ese sitio, no se busca pareja ni amor ni siquiera amistad, es un sitio de citas sexuales. Te di mi gmail para chatear y saber algo más de ese desconocido que me cayó bien en su mensaje de presentación, conversamos, tú desde ese hermoso país que conocí años atrás y yo desde mi camita calentita esperando el verano, ni una sola foto se intercambió ni siquiera una invasión a la privacidad de nadie, todo flujó relajadamente con el pasar de los días, expresaste contactarme porque me encontraste linda cuando te permití ver mi rostro por ese perfil y porque estabas pronto a venir a Santiago de Chile de vacaciones ¿qué buscabas? conocer una chica que te agradara y compartir algunos momentos de intimidad... nada diferente a lo que yo siempre busco... quedamos de lo más amigos con el pasar el tiempo y tu viaje coincidiría con el verano, como esos días yo estaba full y tú tenías viaje a otras ciudades chilenas la única opción fue concertar un almuerzo... nos dimos una descripción de las vestimentas respectivas para el encuentro y un mapcity permitió que te ubicaras en ese lugar informal que tantas alegrías me ha dado, llegué pasada la hora porque el trabajo me había retenido pero si fueron 10 minutos sería decir mucho, yo no sabía cómo sería el chico extranjero que me esperaba ni cómo sería el sonido de su voz, no tenía idea de qué tal alto o bajo sería y que tan diferente de la única foto que había visto de ti en mi vida, supuse que era el personaje solitario inmerso en un laptop pues es costumbre de los informáticos abstraerse del mundo que los rodea con su pc móvil y recordé que me mencionaste que aquella era tu profesión por lo que me acerqué a preguntarte si eras "aquel", alzaste la mirada tan serio que pensé que me odiabas por sacarte de tu pantalla pero después descubrí que no era eso, sino que era una tremenda timidez escondida en una fachada de seriedad y profesionalismo, como asentiste sin chistar cuando pregunté tu nombre me senté frente a ti sin esperar invitación, no te levantaste y yo estoy acostumbrada a que los chilenos que han compartido tiempo conmigo sean caballeros a la antigua, tampoco me ofreciste algo de beber ni un aperitivo y me chocó esa falta de preocupación pero lo perdoné al pensar que las costumbres de tu país son diferentes a las del mío sin embargo eso me llevó a pensar que si algo tan insignificante no era de tu interés entonces tampoco sería de tu interés brindarme placer o ser cuidadoso si es que llegaba a aceptar compartir un polvo contigo y eso me formó una idea equivocada de la persona que estaba frente a mi mirándome como si yo fuera irreal... empecé a hablar porque no soy tímida, alguien tenía que quebrar el hielo y esa fui yo, era enero y yo había ido muy sport a mi trabajo, lo recuerdo bien porque era el estreno de un minivestido que había generado muchos comentarios positivos en los miembros masculinos longevos del equipo... hablé, hablé y hablé hasta por los codos mientras una coca cola light me refrescaba la garganta... por fin cuando lo hiciste todo cambió, tu acento me causó risa y no pude evitar reírme y, de paso, contagiarte, me pediste las disculpas por tu prolongado silencio y que te había causado impacto el verme... - De las chilenas que he conocido eres increíblemente sorprendente - me comentaste - y por eso es que me quedé helado, sin saber cómo hablar, cómo reaccionar, cómo saludarte... ¡eres increíble! - me confesó momentos después, y yo que le había dado un beso en la mejilla como se saluda a todo el mundo aquí sin siquiera esperar a que me dijera "hola", no te pregunté qué era eso para ti de "increíble" pero lo tomé como halago y te lo agradecí, no sabía qué número de chicas chilenas habías contactado y por eso estabas apretado de tiempo pero eso no era tema para mi, yo estaba dispuesta a vivir el presente y luego cada uno seguiría su camino, estábamos ahí para conocernos y saber si podíamos avanzar al plano íntimo y, aunque no eras tan diferente de otros chilenos que he conocido y compartido momentos de intimidad, me agradaste... reí mucho con tu mal pronunciamiento de algunas palabras y reíste conmigo, mi risa es contagiosa y relaja el ambiente, me contaste de tus aventuras en Machu Pichu y tus trekking por Brasil, tu fascinación con Colombia y tu alegría de conocer Chile por primera vez en tu vida, amabas tanto Latinoamérica que habías aprendido español latino para los negocios con tus socios y estabas sumergido en una soledad que he visto bastante en este último tiempo, una soledad voluntaria y melancólica, algo que no viví pues yo estaba a la espera de aquel ser que caminaría de la mano conmigo por la vida y que ya conocía en esos días sin saber que era el esperado pr mi corazón... no recuerdo qué compartimos de almuerzo pero fue agradable, me confesaste que habías contactado a varias chilenas para ver si estaban dispuestas a acompañarte para no pasar noches solitarias y yo me apresuré en decir que "una noche" era excesiva para mí, que estaba bien el momento, unas horas de deleite, pero nada más y reíste con mi aclaración... me preguntaste mi profesión y te la dije sin dar mayores detalles, te sorprendió que una mujer realizara una labor tan diferente a la que acostumbras a escuchar, luego me preguntaste si mi nombre era mío o inventado ya que tú siempre usaste el tuyo, te mentí al decir que era mío y no me arrepentí ni siquiera el día de hoy pues cuando vi que eras informático supe en el acto que podías buscar sobre mi, mi familia y mi trabajo, no en vano, la Nena, mi hermana mayor, es señora de un personaje público no farandulero... y años atrás ya había vivido la experiencia de un informático enamoradizo que me envió rosas al depa sin que yo le diera mas datos de mi que mi nombre... además, si te contaba de la Bellatrix jamás podría escribir sobre ese encuentro que más parece cuento que vivencia, como un cuento de Ernesto Sábato que siempre se me quedó en la memoria por especial... quisiste fotografiarme y no te lo permití, conozco bien el buscador de fotos online ni estaba dispuesta a que me publicaras como conquista en otro sitio caliente como el mío imitando a Valmont... no, señor, soy cuidadosa en extremo y por eso mi celu está cerrado a los polvos ocasionales...
lo máximo de intimidad que te conté fue sobre mi pollita amada, mi mascota, que tuvo bebés pollitos hermosos como ella de quizá qué tarántula vecina y que me había quedado con algunos que me esperaban ansiosos de mi trabajo y corrían de alegría por mi depa hasta el punto de dormir conmigo imitando a su madre ultraregalona, me miraste sonriendo como si yo fuera fenómeno para luego volver a decirme que era increíble... me hablaste de tus padres, especialmente de tu madre, de tus logros y triunfos como lo hace el sexo masculino cuando quiere impresionar en cualquier parte del mundo, no había diferencia, el cromosoma Y es igual en todos lados... llegó la hora de mi retirada y me expresaste tu deseo de acompañarme un par de cuadras para seguir la charla ya acepté que me dejaras cerca, lo suficientemente cerca como para no saber en qué edificio iba yo a entrar, te hiciste el niño loco caminando al revés y fotografiando edificios tradicionales, insististe con el tema de la foto y me negué tajantemente, no sabía si tú eras alto o yo muy pequeña y flaca... cerca de una estación de metro llegó la despedida y sin darme tiempo para nada me tomaste entre tus brazos y me apretaste fuerte contra tu pecho, nunca nadie me había hecho eso más que Sam y Ed, la familia y los amigos cercanos, los chicos del touch and go no hacen esa expresión de cariño o cercanía y yo no permito que invadan mi espacio pero te dejé porque lo sentí salir de tu alma... te ibas de viaje a una región y esperabas volver, creo que a Viña donde te esperaba otra cita informal y casual... si volvías yo quería ya tener ese polvo contigo, aceptaba pero bajo mis condiciones y no las tuyas, me habías encendido lo suficiente como para querer disfrutar de esos brazos y ese pecho sin ropa, quería que me acariciaras el cabello una vez más mientras posabas tus labios en mi garganta, me abrazaste una vez más y me tomaste para levantarme y dejarme en el suelo como si fuera una muñeca pequeña - Jamás pensé que iba a conocer una mujer como tú... venía con otra idea... otras expectativas... venía con las cosas tan claras como tú y como quería que fueran pero ahora...eres muy bella, hermosa, nunca dijiste que eras tan bella - suspiraste nervioso, no sé si sirvió comentarte que, pese a mi baja estatura, fui modelo petite de una conocida marca de ropa interior que me generó el pie de mi depa, claro que cuando tenía 25 años y 5 kilos menos. Me acerqué a ti para despedirme con un beso en la mejilla y nuevamente te sorprendió que lo hiciera, cuando visité por estudios tu país todos me trataron con cariño y siempre fueron de mucha piel, yo no entendía por qué te sorprendía un gesto así después del doble abrazo casi del oso que me habías dado... la película se me aclararía con el pasar de los días.

(... continuará)...


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