jueves, 20 de junio de 2013

Allejandro


Esto sucedió pocos meses antes que me casara, por eso me refiero en algunas partes a mi marido como “mi pareja”. No hay nada más aburrido que lo vivido con este personaje de nombre particular – inventado – que en mi léxico no existía pero, como me quedó en evidencia después, supe que era la escasez de conocimiento. Cuando conocí a este tal “Allejandro” me cayó bien y lo sentí simpático pero me pateó el hecho de que recalcara en la conversación en más de una ocasión que “uno no manda en el corazón” o “que uno dispone pero las cosas se pueden salir de control”… yo no comparto esta idea en absoluto, creo que sí se puede controlar una situación y sí se puede decidir en la vida, así como decido ser feliz puedo decidir a quien amar y a quien alejar, así como yo decido hacer el amor con el hombre que amo también decido tener sexo “touch and go” con otros y no existe ninguna posibilidad de que me enamore o que sienta algo por otro que no sea mi marido, tendría que ser tarada para cambiar al hombre que hoy comparte su vida a mi lado por otro… bueno, a este chico le aclaré que para mí era imposible engancharme con otro pues mi corazón estaba ocupado y que no pondría en riesgo mi relación por una calentura que no valía la pena – No sé el tipo de personas – mujeres – con las que te has relacionado pero las que tienen cierto nivel de experiencia en este ámbito no se entusiasman ni se involucran con nadie que no sea su pareja y si están solas tienen las cosas tan claras que una persona rollenta solo perdería el tiempo – le comenté, él no hizo mayores comentarios sobre el tema, pero cambió de estrategia por lo típico que dice un porcentaje alto de la población masculina que jura que las mujeres nos conmoveremos con sus historias de tristeza, dolor, engaño e incomprensión al vivir casi obligados por una paternidad no programada junto a una Cruela de Vil que los castigo con tantos látigos que se me olvida cuál hiere más, puedo parecer muy fría pero eso no mueve ni un milímetro de mi esencia femenina y aparte de ser cortés y escuchar el relato no me afecta, esa es otra faceta que he conocido del sexo masculino: la creencia que nos darán vuelta, nos convencerán, nos harán caer o nos enamorarán (o calentará), con una triste historia a lo Oliver Twist o David Copperfield, creo que sí existe un grupo de féminas que esa tragedia griega les tocará el alma y les sacará el lado maternal para consolar al “pobre angelito” que tanto ha sufrido en esta vida junto a la pérfida mujer que, extrañamente, sigue durmiendo bajo su techo y en sus sábanas pero las chicas que ya vienen de vuelta no sentirán una gota de empatía por un personaje así, como me pasó, escuché sin articular ni una palabra pensando en que me habían tocado muchos hombres así, la mayoría más inexperto que yo en la intimidad, y que los chicos fantásticos y desinhibidos del inframundo eran alegres, buenos para las tallas, 0 machistas, muy preocupados de sí y que se daban el trabajo de conquistarnos porque las mujeres la llevamos ¡Cuánto extraño ese mundo paralelo que me permitía ser libre! Pero es imposible volver en pasos ya andados y solo me queda recordar esos años que tanto disfruté con gente como yo… el pobre Allejandro, uno más de esta masa que camina por las calles, con un trabajo nada fuera de lo común y con una familia a cuestas que mantener, se esforzaba por cuentearme y yo no hacía ni un esfuerzo por ir o venir sino que me quedaba estática esperando una mejor estrategia, entre esas cosas me confesó que su nombre no era tal sino otro que ya no recuerdo y si recuerdo éste es por lo insólito de escribir un nombre tan universal con una falta ortográfica tan fenomenal. Esa vez no pasó nada ni quería que pasara nada, me pidió el celu y lo negué, solo acepto el email para contactarse y nada más.
 
 
 
 
La vez siguiente lo cité a un local lindo que adoro por lo tradicional y confiable, además, tenía hambre y tomé once mientras llegaba dándole una hojeada al diario, la vez anterior, Allejandro me habló por primera vez cuando “El Tirano” de Manfredi me tenía sumergida en el mundo antiguo de batallas y honor, él muy amable me pagó la cuenta cuando terminé y se bebió una coca cola mientras yo terminaba mi once que no quiso acompañar (tal vez estaría a dieta), mientras me conversaba sobre lo humano y lo divino dejando de lado todas las quejas y maldiciones de su existencia. Yo lo miraba con atención tal como la primera vez ¿podría tener un polvo con este susodicho? Definitivamente si… pero ¿qué pasaba si se enrollaba? Ese no era mi problema sino de él, un tonto hediondo sabe diferenciar una cosa de otra así que las ideas erradas que pudieran pasarse eran asunto de él y nadie más. Fin. Listo, todo arreglado. Y mientras él dicharachaba sobre quizá qué cosa, le hice la pregunta: - Y bueno… ¿Cuándo lo hacemos? – él me quedó mirando entre asombrado y helado – No lo sé, dime tú, estoy a tu disposición – contestó luego de una pausa, pensando, tal vez, que las mujeres acostumbradas no eran tan directas o esperaban eternamente una tras otra cita - ¿Qué tal ahora? – le pegunté cuando terminé mi once, Allejandro sonrió – ¡Perfecto! – dijo, como una mujer así ya es “diabla” en ciertas cosas, fuimos a un lugar que de mi total confianza, piola, limpio, barato, bien ubicado, donde sabía que íbamos a estar tranquilos. Él pagó y yo me metí a la ducha, sola, pues el darme un baño con alguien es para mí algo tan íntimo que lo comparto sólo con un hombre, lo bueno es que este chico así lo entendió y respetó. Luego él se dio un duchazo. Era enero de este año y mi cumple había pasado hace pocos días. Me quedé en toalla esperando a que Allejandro saliera de su duchazo y dejé los preservativos a mano, me recosté a dormitar un rato pero lo hombres son rápidos para ducharse, exceptuando a mi ex Sam que demoraba media hora y del que les he hablado por montones en post pasados, este chico salió rápido y se recostó a mi lado, después de unos momentos de leve conversación estiró una mano para tocarme en la cintura, yo corrí la toalla para que me tocara la piel y ahí empezó todo, él me acarició el torso y los senos, le pedí suavidad pues sus movimientos eran de cierta brusquedad y temí que mi piel delicada se marcara, él cambió pero no me ayudó mucho como para encenderme más, se me acercó para besarme en los hombros y la garganta, luego los pechos, bajó su mano para acariciarme la entrepierna y no bien me tocó como para que yo no quisiera más, bajó a hacerme sexo oral y lo dejé porque ya estaba encontrándome muy exigente y eso me cargaba hasta de mi así que cedí, estuvo bien sin ser una maravilla, nada especial, o sea, como casi todos los hombres con los que he estado, no sé por qué tienen esa fijación de hacernos sexo oral sin preguntar si nos gusta o no… chilenos al fin y al cabo, cuando terminó se iba a poner sobre mi pero lo alejé para pasarle el preservativo, a mi nadie me toca ni me roza sin protección – ¡Oh! Que bueno que tienes porque yo había olvidado comprar una cajita – me comentó, claro, si no hubiera tenido protección yo no le hubiera dicho del polvo, nunca tan irresponsable. Cuando la protección estuvo activa se puso sobre mi y me besó los labios, no me gustó su forma de besar por lo que corrí el rostro, cuando él estaba por penetrarme, alargué mi mano para tocar su miembro y saber a lo que iba aunque mis ojos me había presentado un panorama no muy alentador y mi mano lo confirmó, pensé que no se puede esperar hombres con miembros grandes en este país donde reinan los 15 cm y con suerte los 16 cm, si nos encontramos con alguno que tenga sobre eso prácticamente se le considera bien dotado, esto me recuerda a mi ex Sam quien vivía obsesionado por alargarse el pene con ejercicios cibernéticos, nunca supe por qué si yo jamás le dije algo al respecto en la tracalá de años que estuvimos como pareja, en fin, Allejandro me penetró, tenía muchas ganas y esas ganas no te dejan pensar con claridad porque están mezcladas con ansiedad, aunque empezó suave, pronto cambió a esos ritmos rápidos que casi todas rechazamos porque no produce placer, tuve que detenerlo porque me cargaba, entendió como 5 segundos y volvió de nuevo a la misma manera, lo detuve hasta una tercera vez y no hubo caso, ahí entendí que el hombre no iba a cambiar y que esa era su manera y él lo hacía así. Listo. Punto final. No me quedó otra que tratar de disfrutar y sacar lo mejor de lo que estaba experimentando que no fue mucho pues a ratos me gustaba cuando era más suave y el resto dale que dale como conejito… no sé de dónde sacan las ideas de que nos gusta rápido a todas, puede que exista un grupo de mujeres que lo disfrute pero yo no soy una de ellas, en general los chicos con los que he tenido sexo han entendido bastante bien esto pero hay algunos que no, tal vez es el exceso de porno o el reemplazo del porno por sexo y masturbación en vez de sexo con otra persona lleva a algunos individuos a la autocomplacencia sin tener ese mínimo de respeto o consideración por la otra persona… el muchacho terminó y yo solo quería salir de ahí sin mirar atrás, no fue una experiencia del todo grata pero tampoco fue nefasta, solo fue y no quedó huella pero mi educación primó y fui cortés, él también fue amable pero eso no le quita lo pésimo que lo hizo… no quise nunca más en mi vida saber de este personaje, él me escribió 2 veces más pero no respondí ¿para qué? Creo que herí su sensibilidad al no hacerlo por las letras que se desprendieron de lo último que leí, problema de él, las cosas siempre estuvieron claras y no tengo tiempo ni quiero darlo a gente que no es parte de mi vida.
 
Meses después me casé… he sido feliz desde entonces aunque ya lo era estando sola, esto no quiere decir que mi marido es poca cosa o no es lo suficiente para mí, en absoluto, solo que años antes de conocerlo me di cuenta que si no era feliz como yo era y como estaba ¿qué tendría que aportarle a mi futura y definitiva relación? Entonces decidí ser feliz, aceptar las cosas, luchar por lo que quiero sin atropellar a nadie y así, un día de invierno, conocí a un tímido y nervioso muchacho rubio que, osadamente me invitó un café calentito que se transformó en mi marido… era, soy y seré feliz, aporto felicidad y alegría y eso hace a mi amado un hombre contento, satisfecho y muy entregado.

Besos. BBXX.

2 comentarios:

Real Fenix dijo...

Hombres que no entienden ante tales peticiones realmente decepcionan...para que repetir un plato así...

Me alegro de tu opción de ser feliz no hay nada mejor en la vida...cariños Bella..

Unknown dijo...

Así es, estos tipos que abundan en la masa humana son para desecharlos y poner ojo para la próxima, y si usa el mismo nombre alguna chica decidirá no llegar a más con el susodicho.
Gracias por sus palabras y éxito!
Besos!
BBXX