jueves, 16 de julio de 2009

De anticonceptivos y consoladores


Como buen jueves, agradecì que dieran un nuevo capìtulo de mi muy querida serie que ya he comentado "Lipstick Jungle" y una vez màs, trataron el tema de las diferencias de gènero y los abusos que se cometen cuando hay poder, dinero y sexo masculino de por medio ... una de las protagonistas de la serie fue despedida por tener valores y sentimientos, y no se le considerò que habìa generado millones de dòlares con anterioridad a la empresa a la cuàl trabajaba ... ¿la habrìan despedido si hubiera sido hombre? creo que la respuesta es NO.
Sin embargo, navegando por la web, lleguè al blog de la revista Paula, que no acostumbro a leer por ser de El Mercurio, un diario que es contrario a mis ideas, sin embargo me llamò la atenciòn que hay una columnista que tratò temas de ìndole femenino de un punto de vista actual, moderno, sin tapujos y reflejando la realidad de una mujer que se reconoce sexualmente activa y con necesidades propias. La columnista Teresa Campano es a la que me refiero, sin embargo, dentro del mismo diario, hay otra columnista, la Consuelo Aldunate, que se caracteriza por ser una mujer complicada y llena de dudas que termina haciendo fracasar sus relaciones con tantas dudas que se genera ella misma ... Teresa no es asì, y es por eso que me gustò y quise comentar sobre ella, pues me hizo sentir identificada cuando tratò el tema de las malditas pastillas anticonceptivas y de que estaba loca de desesperaciòn porque llevaba mes y medio sin sexo (me muero) y decidida fue a comprarse un vibrador porque no daba màs y estaba que se tiraba por una ventana ... la desesperaciòn de falta de sexo era tal que se cuestionò el haber terminado su relaciòn con el susodicho y empieza a verle el lado bueno olvidando, durante unos minutos, que ella tuvo motivos para dejarlo que van màs allà de la necesidad de tener relaciones seguidas ... yo entendì su desesperaciòn pues cuando terminè mi ùltima relaciòn hace meses atràs, estuve depre y cabizbaja por unos dìas, pero se me quitò en menos de una semana cuando las "necesidades del cuerpo" fueron màs fuerte, no voy a negar que lo extrañè pues lo amaba, pero mi necesidad de tener sexo era màs fuerte y, como es parte de mi ser, me renovò las energìas y me hizo ser feliz nuevamente ... lo confieso, soy adicta al sexo como tantas otras personas o como le llaman "ninfòmana" y eso me encanta y hasta me hace sentir orgullosa. Ahora, tal vez, mi manera de ser y de pensar moleste, pero no meimporta en lo màs mìnimo que moleste, no es algo que ande contando y nadie sabe las experiencias que he vivido y menos todas las cosas que he visto y que me han ayudado a crecer en mi camino de bùsqueda de nuevas sensaciones. Ahora, Teresa tratò el tema de las anticonceptivas y lo mal que le han hecho al bajarle la lìbido niveles desastrosos, escribiò que irìa al gineco a que le cambiaran las odiosas y luego verìa como le harìan, yo vivì esa experiencia por años y pese a que me cambiaron miles de veces las pastillas, mi baja de lìbido era desastrosa y el personaje que por años estuvo conmigo por amor, estaba resignado a tener una mujer que preferìa cocinar y leer en vez de disfrutar de hacer el amor con èl, hasta que por problemas de salud las tuve que dejar y ... ¡oh, sorpresa! la lìbido me subiò y me llenò de calores y un deseo sexual irrefrenable que no sabìa que tenìa, era tanto el deseo sexual que llorè y me sentì una anormal, una enferma y una loca, el personaje que estaba conmigo estaba sorprendido y tambièn pensò que estaba sufriendo colapsos nerviosos, me apoyò en la bùsqueda de ayuda profesional pero antes de recurrir a matasanos, quisimos aprovechar ese "impulso" y fuimos a unos lugares de dudosa reputaciòn, que luego, muy luego, se convirtieron en lugares habituales para nosotros, y dejè de seguir torturàndome con matasanos cuando encontrè al Dr. Rosenzvaig, un psicòlogo argentino y lìder en temas sexuales, quien me hizo ver que mi alta lìbido era absolutamente normal y que debìa disfrutarla a plenitud ... y desde entonces lo he hecho, de muchas maneras y formas. Lo que yo sufrì es netamente consecuencia de la crianza ultraconservadora, cerrada y moralista que mis padres me dieron, y como ellos hay millones de padres que han criado asì a sus hijos. Mi madre me dijo hoy, textual, conversando de otras cosas, que ella pensaba que el recurrir a muchas personas para satisfacer el deseo sexual era "ser enfermo", ahora me rio de esas cosas pues se morirìa, o tal vez, me exorcizarìa, si supiera que uno de sus vàstagos es adicto al sexo y que lo vive en plenitud con diferentes personas, de diferentes maneras y distintos lugares. Yo tengo un consolador, pues no puedo todos los dìas tener el sexo que quisiera por x motivos, y sin eso en verdad que me morirìa pues me hacer sentir mucho placer mientras veo dvd xxx y me masturbo sintiendo deliciosos orgasmos que me hacen quedar agotada pero tremendamente feliz ... y eso es lo que a escondidas comenta Teresa en su columna.
Con respecto a las anticonceptivas, las dejè hace años con la firme convicciòn que nunca màs volverè a tomarlas, el hombre que ha estado a mi lado, a debido entender que no las tomarè ni por todo el amor del mundo que me ofrezca, ese es un punto que no cederè pues no estoy dispuesta a perder mi lìbido por nada ni por nadie, es como que dejara de respirar. Las mujeres hemos dado màs que suficiente a los hombres en lo sexual, ahora es nuestra hora, la hora de ser nosotras mismas y que nadie nos diga què hacer o hacer. La columnista Teresa lo comenta y de manera divertida pero seria a la vez pues tratò este tema que nadie ha querido reconocer y que es tan comùn que suceda. La ciencia a avanzado a pasos agigantados ¿por què no puede crearse una anticonceptiva que no afecte la lìbido?
Juguetes hay por miles, asì como hombres dispuestos a ayudarnos en momentos de desesperaciòn sexual ... es cosa de buscar y se encontrarà.

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