viernes, 25 de septiembre de 2009

El regalo de bodas (parte 1)



Uno de los tantos fics que he creado, tengo por montones, creo que es bueno que los comparta en este sitio pues me hacen sentir sumamente bien cuando los creo, en éste en particular, salí sonriendo por la calle cuando me iba a mi casa y todos me miraron como bicho raro ... jajajajaja.

"Hermione suspiró dándose valor, estaba nerviosa, muy nerviosa, su boda estaba a punto de llevarse a cabo ... una boda en la cuál no habría risas ni alegrías, una boda a la cuál estaba obligada a llevar a cabo con un hombre que no amaba, mucho mayor que ella, y para colmo, que había sido su profesor en sus años juveniles en Howarts, del cuál no tenía los mejores recuerdos como maestro. Caminó seria hacia el altar, mirando fijo hacia adelante sin pestañear y con su padre acompañándola, notó que su novio no la miraba, recordó que él también estaba obligado a contraer nupcias con ella ante el compromiso de su familia de aceptarla como pago de la deuda y evitar que Severus pasara indefinidamente a la soltería sin dejar herederos ni transmitir el apellido Snape. El acuerdo había sido entre ambas familias, la de ella para liberar a su padre de la deuda que lo tenía amarrado en cuerpo y alma y la de él para evitar el deshonor. Ahí estaban sus amigos, apoyándola pero sin lograr entender los motivos de ese matrimonio sin amor, pero incondicionales a su lado: Harry, Ron, Ginny, Luna, Neville, Victor, Hagrid, Seamus, Angelina ... y Bill, hermano mayor de Ron y el amor de su vida ... Bill la miraba con ojos llorosos y sin derramar lágrimas, no había sido invitado a la boda, pero ahí estaba por su propia voluntad, tenía que ver con sus propios ojos que esa mujer que tanto amaba, con la cuál quería vivir el resto de sus días, con la que quería despertar por las mañanas y abrazar por las noches, se casara con el Profesor Snape, maestro de pociones de ese gran colegio de magia y hechicería ... Hermione le había explicado sus motivos pero él no los había entendido, los matrimonios concertados no existen ni en el mundo de la magia ni en el mundo muggle ¿por qué ella aceptaba tan pasiva algo tan espantoso? sin contar que Snape tampoco quería nada con ella ... los motivos no calmaban el fuego de su corazón y lleno de dolor quiso verla por última vez antes de marcharse para siempre de la vida de todos ... Hermione lo vio pero siguió firme en su propósito pese a que dentro de ella algo se resquebrajaba y le causaba un profundo dolor ... un dolor indescriptible que debía ocultar ... Severus la tomó de la mano con firmeza pero con amabilidad cuando llegó junto a él sin mirarla, estaba casi tan ofendido como ella de ese matrimonio pero debía respetar los acuerdos familiares si quería considerarse parte de ellos y el mismo había sido firmado con fuego, algo que en el mundo de la magia es irrompible so pena de muerte, así que ahí estaba, casándose con la "insufrible sabelotodo de Granger" y acabando con su libertad, su vida y su soledad que tanto amaba ... la mano pequeñita de ella se posó en la de él y la ceremonia se llevó a cabo, dijeron sus votos y se dieron un frío beso en la mejilla, luego se celebró la fiesta, fiesta de la cuál Severus se disculpó y no asistió y Hermione, sin importarle en lo más mínimo, se quedó conversando con sus amistades. Cuando todo acabó, Severus apareció a buscarla para llevarla a su casa, no tenía ganas de estar con ella ni verla pero no podía dejarla botada, así que brevemente le explicó que vivirían en Howarts porque él no dejaría de impartir sus clases por causa de una esposa que le habían impuesto y que Dumbledore no había objetado en lo más mínimo, así que se conformara con lo que había, que todas sus pertenencias ya estaban en los aposentos y que no necesitaría nada más, Hermione asintió sin articular palabra y lo siguió. Era de noche cuando llegaron, los estudiantes se encontraban en vacaciones por lo que solamente estaba el cuerpo docente y una que otra persona, ex alumnos, magos y brujas que concurrían a la espléndida biblioteca a realizar consultas ... y ellos.
Hermione, que ya era mayor de edad hace tiempo, se estremeció cuando llegó a su nuevo hogar, oscuro, solitario, tétrico, Severus le abrió amablemente la puerta para que ella entrara primero y todos los recuerdos de su adolescencia se le presentaron de golpe ... recorrió con la mirada las masmorras que su marido usaba como vivienda y pensó que no le quedaba otra que conformarse por el momento, así que ingresó en silencio.
- ¿Qué le pasa, Srta. Granger? - le preguntó Snape con su tono de voz sarcástico acostumbrado - ¿acaso le comió la lengua el gato?
- Recuerde, Profesor Snape, que ya no soy más la "Srta. Granger", sino la "Sra. de Severus Snape" - le respondió con su mismo tono de voz, sarcástico y con una leve sonrisa.
Severus tragó en seco al verla sonreír ¡¡se veía tan bella!!, molesto giró para respirar con calma y no seguir soñando con esa mujer imposible pese a ser su esposa, cerró la puerta de golpe, molesto, Hermione lo supo sin necesidad de hablar, lo conocía demasiado bien como para poder adivinar sus emociones, pese a que siempre la relación entre ellos fue de profesor a alumna y muy formal.
- Granger, dormirás en la habitación, donde están todas tus cosas, dispón de ella como se te antoje - dijo él por fin sirviéndo dos vasitos con un licor muy dulce que llenó el ambiente de dulzor y fragancias alegres. Hermione se sintió dichosa con ese aroma y su mente la transportó a campos lleno de flores, sol tibio de primavera, aire puro y cielo despejado celeste que cubría su cabecita, sus zapatos estaban lejos de ella mientras que dos niños jugaban a su alrededor felices, sonrió ante esa sensación y sus ojos se iluminaron. Severus no perdió detalle de los gestos de su joven esposa, Granger siempre había sido bella, pero ahora que era una mujer era diferente, cuando sonreía sentía que le detenía el corazón y que todo se paralizaba para admirarla y sonreír con ella, él se sintió transportado al interior de una casa de campo en medio de paz y luz, donde veía a Hermione desde una ventana y ella jugueteaba feliz y libre sin zapatos por el pasto verde junto a dos pequeños ... él era un espectador de tan encantador ensueño, él no era nada, él estaba ahí observando y admirando lo que podía ser suyo o podía ser de otro, supo que la elección era exclusivamente de él pues Hermione ya había escogido y no dependía de ella ... de pronto ambos volvieron a la realidad de golpe, Hermione se sonrojó intensamente al ver los ojos de su marido fijos en ella como nunca antes la había mirado y ese color delicado que adornó su rostro perfecto le dieron una belleza diferente que Severus no había visto en ninguna mujer, avergonzada, bajó la mirada y le dio la espalda, él sonrió sin decir nada.
- Pensé que querías beber un poco - le dijo acercándosele por la espalda con cortesía y pasándole la copita - es un licor muy especial ... muy delicado y único.
- Gracias - dijo Hermione con voz suave tomando la copita de la mano de Severus, y sin querer sus manos se rozaron levemente, el corazón de ella latió con prisa y de manera desconocida, mientras que su respiración se aceleraba sin poder controlarla, sin saber cómo, sacó fuerzas de flaqueza y sus ojos se posaron directamente en los de Snape, donde insistió en dejarlos posados. Ese pequeño contacto hizo que la mente y el corazón de Severus latieran desbocados, un calor desconocido se presentó en su cuerpo y su respiración se intensificó al contemplar los ojos de estrellas que Hermione poseía, unos ojos cafés que hablaban por ella y le decían todas las cosas que su dueña no se atrevía, no necesitaba usar la oclumancia para saber que Hermione estaba tan confundida y nerviosa como él y que Bill había dejado de existir para su esposa. Severus quitó su mano lentamente de la copa, con desgano, y se alejó de ella para tomar asiento en el extremo de la habitación. Hermione sonrió femeninamente al percatarse de la lucha interna que su esposo tenía en su interior y le gustó, su ego estaba satisfecho ante ese pequeño logro de romper la barrera de acero de Snape.
- Puedes estar tranquila, Granger, que no te molestaré en lo más mínimo - le dijo él cambiando el ambiente mágico que se había producido entre ambos.
Hermione lo miró y sus ojos preguntaron lo que sus labios no se atrevieron.
- Una esposa no estaba contemplada en mis planes - le dijo él con voz dura y haciendo un sobreesfuerzo de mirarla a los ojos - quiero continuar con mi vida y para eso necesito que no te entrometas donde no debes y yo, por mi parte, no me meteré en tus cosas ... puedes hacer lo que quieras.
Hermione se sentó en silencio en un banquito escuchando a su esposo, observó atenta el licor al calor de la chimenea que Severus había encendido al llegar, era de color de oro, hermoso y puro, su aroma única era un perfume delicado y su saber ... apenas lo rozó con sus labios y se sintió otra mujer, una mujer diferente y segura que era capaz de hacer todas las cosas que quisiera, una mujer ultra femenina, coqueta, con las hormonas revolucionadas. Severus contempló los cambios que su esposa sufría, miró extrañado el licor ¿acaso estaba hechizado? se levantó para observar la botella y la vio igual que siempre ¿qué pasaba entonces? el aroma y color eran los de siempre, no entendía qué pasaba con Hermione ... y con él. El semblante de ella cambió totalmente, ahora su mirada era la de una loba en celo que no se conformaría con un no por respuesta, su cabello delicado estaba desordenado y su cuerpo despedía un aroma a mujer que lo alteró a niveles desconocidos, Hermione lo miró sin acercársele pero Severus supo que estaba haciendo esfuerzos sobrehumanos para no saltarle encima y devorárselo ... ella se sacó parte de su ropa al sentirse acalorada y él pudo contemplar parte del cuerpo femenino que quedó apenas cubierto con el mínimo de ropa ... Hermione era una belleza fresca y pura en todo su esplendor, su respiración anhelante hacía que sus pechos perfectos se movieran sensualmente y unas gotas de sudor rodaron por ella dándole un encanto salvaje y libidinoso.
- ¿Qué está pasando? - le preguntó ella alterada sin entender lo que le sucedía a su cuerpo y a su mente - ¿acaso me estás hechizando para sedurcirme?
Severus negó en silencio con sinceridad, no era él, era el licor, pero el licor era el de siempre y jamás de los jamaces había pasado nada ¿por qué ahora actuaba así? él millares de veces lo había tomado y solo quiso ser amable con su mujer al ofrecerle un traguito para pasar las penas ... no lo comprendía ... pero viendo el rumbo que estaban tomando las cosas y viendo que Hermione lo deseaba con locura y desesperación, se arriesgó y tomó un traguito ... ella, al verlo dispuesto a todo, lo imitó tomando otro sorbito, no tenía nada que perder y así nadie le diría que su matrimonio no se había consumado, así la familia de él no podría cobrarle nada a su padre y quien sabe lo que podría pasar después de una noche de lujuria descontrolada ... dispuesta a no amargarse y pasarlo bien, tomó un sorbo más grande ... ahora Severus se le presentaba como el hombre más atractivo del planeta, tuvo un deseo descontrolado de besarlo, tocarlo, acariciarlo que las manos masculinas recorrieran su cuerpo y besaran todos los rincones prohibidos para el resto de la humanidad que ahora solo serían para él. Severus pensó un poco antes de beber del licor, recordó que siempre había encontrado hermosa a Hermione, desde la primera vez que la vio tan pequeña y frágil, tan delicada como una plumita, siempre brillante, siempre esplendida, siempre rodeada de un halo de luz que cegaba de alegría a quien la viera ... no podía negarlo, siempre se había sentido atraído por esa niña insufrible, y por ese motivo la había castigado de más y había hecho que sus castigos los pasara a su lado, para sentir la presencia de esa niña que algún día crecería y que jamás sería suya ... hasta ahora ... el tener a Granger ahí de pie, toda sensual y crecida, toda una mujer, dispuesta a entregarse voluntariamente a él, era un sueño más allá de lo posible ... y quería sumplir ese sueño que tantas noches lo había desvelado ... Granger siempre había sido una fruta prohibida, ahora esa fruta era de él ... la mirada de cazadora de ella le decían todo ¿acaso iba a esperarlo toda la vida a que se decidiera? Severus tomó del licor ... no bien lo hizo, se acercó con determinación a Hermione, la abrazó con fuerza por la cintura, la atrajo hacia su cuerpo y la miró directo a los ojos ... ¿qué esperas, Severus? le dijo una voz femenina en el interior de su cabeza, era la voz de su esposa que había traspasado sus pensamientos, la besó locamente en los labios exigiendo entrega total y saboreando el dulzor femenino, Hermione se sintió perdida en ese beso, nunca antes la habían besado así, nunca antes había sido deseada a niveles de perder la razón, ¡era tan exquisito! se abrazó al cuerpo de su marido entregándose por completo, gozando de ese beso como nunca había gozado nada antes, sintiéndose femenina y perdida en un mar de hormonas alocadas que adoró. Severus estaba igual, loco de deseos por esa mujer fantástica, loco de amor por ese ser tan frágil que durante años amó en silencio y que durante esa misma cantidad de años negó tajantemente, sus manos inquietas recorrieron el cuerpo femenino disfrutando de su suavidad de terciopelo y su delicadeza, bajó sus labios para besar la garganta perfumada y pálida, feliz, dichoso ante tanta femeneidad, ya no aguantaba más sus deseos, tenía que hacerla suya o explotaría, sin pensarlo, tomó a Hermione entre sus brazos y se la llevó a su dormitorio donde la luz de la luna fue la única testigo de tanta pasíón y tantos deseos desenfrenados que envolvió a esos dos seres que jamás pensaron que estarían juntos y gozarían tanto el uno del otro, era una sed que sentian que no se saciaba y era un incontrolable deseo de estar y complacer al otro sin miramientos ... como si de verdad se amaran ... al menos Severus supo a ciencia cierta que lo que estaba haciendo con Hermione era amor de verdad pues lo reconoció antes de tomar el licor.
Hermione despertó al otro día toda confundida, sabía lo que había pasado pero no se lo explicaba, no entendía cómo había deseado con tanto ardor a su esposo y cómo la había hecho sentir tan mujer, como nadie, ni Bill, la habían hecho sentir así. Un pesado brazo la rodeaba por la cintura desnuda y la mano se posaba con confianza en su vientre, era la mano de Severus que la tenía apretada contra él, contra su cuerpo desnudo y varonil, fuerte y perfumado a hombre limpio. Hermione se movió para mirarlo dormir, sus ojos se posaron en el rostro de su esposo pero tambien recorrieron con algo de lascivia el cuerpo masculino, recordó cuando era adolescente y se portaba mal a propósito para que Severus la castagara y así poder estar con él un poco más de tiempo y disfrutar de las presencia de su querido profesor ... sonrió ante los recuerdos de antaño, ella había amado a su profesor de pociones en silencio, y él nunca se fijó en ella, era demasiado niña para él que era un hombre hecho y derecho, mientras ella soñaba y disfrutaba de su presencia cercana, él era un total arrogante y desagradable que despreciaba a todos sus alumnos, especialmente a ella, por ser amiga del odioso de Potter ... ¡cuantas noches no soñó con robarle un beso a su profesor! cuantas veces se dirigió con alegría a las clases de pociones porque estaría él impartiendo las cátedras ... sonrió ante sus recuerdos, Snape había sido el gran amor de su juventud y no podía negarlo ya más, después de esa magnífica noche, era el amor de su vida.
- ¿Qué tanto me vez, Granger? - le dijo él sin abrir los ojos y asusntándola al tomarla de sorpresa, pero sin nunca soltarla de su abrazo.
- Nada ... nada ... - dijo con voz baja.
- ¿Tienes alguna idea de lo que pasó anoche? - le preguntó él soltándola lentamente de su abrazo.
Hermione negó, al sentir la atenta mirada masculina en su rostro, éste se enrojeció vivamente lo que enterneció a Severus quien en un acto de total entrega, levantó su mano para despejar el delicado rostro femenino de unos mechones de cabello rebelde que la hacían verse más niña de lo que era, le acarició el rostro con infinita suavidad, gozando de contacto de esa piel de porcerlana. Ella, nerviosa, desvió su rostro, pero al sentir el contacto de la mano de su esposo en su rostro, fijó sus ojitos en los de él y dejándose llevar por sus emociones, le dio un beso en los labios muy tímido, Severus se llenó de deseo por su mujer y la abrazó contra él para profundizar ese beso y acariciar la piel desnuda de Hermione, la piel perfecta y delicada que tanto placer le brindaba su solo contacto."

(Continúo en casa!!! estoy en la pega y me tengo que ir, lo hice todo acá ... ojalá haya gustado, a mi sí ... jajajaja)

Besitos!!

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